La causa inmediata
De los sangrientos episodios de días
pasados viene dada por los misiles enviados por Hamás el día de Navidad
a Israel. Pero la causa de estos misiles radica a su vez en el cerco
económico que Israel aplica a Palestina. Y la causa de este cerco
económico radica en el hostigamiento de algunos exaltados palestinos a
los habitantes judíos de la franja de Gaza así como en las incursiones
terroristas en territorio israelí. Y la causa de esta hostilidad
palestina radica en los años de vejaciones de israelitas a los padres de
sus padres y la usurpación de sus tierras por los judíos, y si seguimos
remontándonos por el río de las causas, llegaremos a Abraham para quien
el Antiguo Testamento reservó la tierra prometida, pero al tener dos
hijos ( Isaac, antecesor de los judíos, e Ismael, antecesor de los
árabes) la disputa está servida. O sea, como muchos litigios actuales,
permítaseme el sarcasmo, la raíz está en asuntos de familia y
testamentos de antiguo.
Sí, la soberbia de gobernantes judíos que no quieren pasar a la historia por blandos, y en la soberbia de gobernantes palestinos que no quieren ser criticados por su pueblo por traidores. Y esa culpabilidad también radica en quienes democráticamente votaron en Palestina para que en Diciembre gobernase Gaza la organización de Hamás. Pero también radica en los asesores y juristas del gobierno israelí que no advierten enérgicamente que si bien Israel tiene derecho legítimo a la defensa de su propia existencia frente a la agresión exterior, ese derecho se pierde o vacía cuando se ofrece una respuesta tan desproporcionada, cruel e indiscriminada como la que se expresa en los miles de palestinos heridos y cientos de muertos, incluyendo civiles y dentro de ellos niños. No es extraño que en España se haya firmado un manifiesto de condena a Israel por prestigiosos Catedráticos de Derecho Penal.
La causa radicaría en ese fenómeno anunciado por Samuel Huntington, profesor prestigioso que falleció esta Navidad, y autor de su premonitorio libro “ El choque de civilizaciones”. El citado profesor agudamente señalaba que el mundo ofrece 192 Estados soberanos, pero que encierra un número potencialmente casi infinito de tribus, grupos étnicos y nacionalidades. Por eso, el profesor distinguía ocho civilizaciones: Japonesa, hindú, islámica, ortodoxa, occidental (europea, norteamericana), latinoamericana) y africana. Asimismo, señalaba que desde la creación de Israel los judíos tenían todos los elementos objetivos de una civilización: religión, lengua, costumbres, literatura, instituciones y una ubicación territorial y politica. Y dado que los Estados han perdido soberanía y poder (permeabilidad de fronteras, globalización, cesión a instituciones internacionales,etc) se ha robustecido el lazo de la pertenencia a la civilización, con la consiguiente posibilidad de conflicto o choque con otras civilizaciones.
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Tomado de: Contencioso.es
La soberbia humana
Sí, la soberbia de gobernantes judíos que no quieren pasar a la historia por blandos, y en la soberbia de gobernantes palestinos que no quieren ser criticados por su pueblo por traidores. Y esa culpabilidad también radica en quienes democráticamente votaron en Palestina para que en Diciembre gobernase Gaza la organización de Hamás. Pero también radica en los asesores y juristas del gobierno israelí que no advierten enérgicamente que si bien Israel tiene derecho legítimo a la defensa de su propia existencia frente a la agresión exterior, ese derecho se pierde o vacía cuando se ofrece una respuesta tan desproporcionada, cruel e indiscriminada como la que se expresa en los miles de palestinos heridos y cientos de muertos, incluyendo civiles y dentro de ellos niños. No es extraño que en España se haya firmado un manifiesto de condena a Israel por prestigiosos Catedráticos de Derecho Penal.
Visión global
La causa radicaría en ese fenómeno anunciado por Samuel Huntington, profesor prestigioso que falleció esta Navidad, y autor de su premonitorio libro “ El choque de civilizaciones”. El citado profesor agudamente señalaba que el mundo ofrece 192 Estados soberanos, pero que encierra un número potencialmente casi infinito de tribus, grupos étnicos y nacionalidades. Por eso, el profesor distinguía ocho civilizaciones: Japonesa, hindú, islámica, ortodoxa, occidental (europea, norteamericana), latinoamericana) y africana. Asimismo, señalaba que desde la creación de Israel los judíos tenían todos los elementos objetivos de una civilización: religión, lengua, costumbres, literatura, instituciones y una ubicación territorial y politica. Y dado que los Estados han perdido soberanía y poder (permeabilidad de fronteras, globalización, cesión a instituciones internacionales,etc) se ha robustecido el lazo de la pertenencia a la civilización, con la consiguiente posibilidad de conflicto o choque con otras civilizaciones.
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Tomado de: Contencioso.es
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